Cuando la humanidad soplaba por la vagina de las vacas
Un día de 2011, un pastor llegó a un hospital de campaña de Médicos sin Fronteras en una aldea de Sudán del Sur. Sufría dolores en las tripas, escalofríos y su frente parecía una sartén. Tenía claramente brucelosis, una enfermedad provocada por una bacteria habitual en las vacas que suele saltar a los pastores cuando beben leche o comen queso sin pasteurizar. Pero aquello no era una brucelosis normal. Era una brucelosis galopante. Los médicos no entendían cómo la enfermedad había evolucionado tan rápidamente y el pastor aseguraba no haber hecho nada raro las semanas anteriores. Hasta que, bombardeado por las preguntas de los doctores, recordó: “He soplado a una vaca”.
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