Rodéate de gente interesante, no interesada

Lo quieras o no, las personas de las que te rodeas terminarán influenciándote. Si te rodeas de personas positivas y entusiastas, su optimismo te contagiará. Al contrario, si te rodeas de gente estresada y pesimista, es probable que termines asumiendo su visión del mundo y que pierdas las ganas de vivir. De hecho, no olvides que las emociones son contagiosas. Por supuesto, hay situaciones en las que no podemos elegir quienes nos rodean, como en el trabajo, pero podemos decidir si dejamos que esas personas entren en nuestra vida o no. 

Más información en: Rincón de la psicología


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