La cárcel de la autoexigencia

En tu mundo es un fracaso lo que para muchos sería un gran éxito. Pero siempre falta algo: podrías sacar mejores notas, estar más delgada, cantar mejor... Fue sencillo. Plantaron en ti la semilla de la exigencia. Que siempre tuvieras la sensación de que nunca era suficiente. Que daba igual lo bien que quedara, tú siempre lo veías mal. Tú siempre te veías mal. Porque había un notable entre siete sobresalientes. Porque no quedaba lo suficientemente recto. Porque sobraba un poco de grasa por aquí. Porque esto podría estar más limpio...(Leer más en: Mente sana).

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