La mente nos engaña (y no nos damos cuenta)
No todo es lo que parece. Basta con un sencillo experimento para comprobarlo. Supongamos que Steve es una persona seleccionada al azar de una muestra representativa. Un vecino le describe como alguien “muy tímido y retraído, siempre servicial, pero poco interesado por la gente o por el mundo real. De carácter disciplinado y metódico, necesita ordenarlo y organizarlo todo. Además, tiene una obsesión por el detalle”. ¿Qué es más probable que Steve sea un bibliotecario o un agricultor? Piénsalo rápidamente y contesta sin demasiada reflexión. Quizá, la primera respuesta que se nos venga a la cabeza es que Steve es bibliotecario... (Leer más en: El País).
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