Atrapados en el shenpa: ¿Cómo dejar de morder el anzuelo?

Todos hemos perdido el control en alguna ocasión. Todos hemos cedido ante ese impulso que crecía dentro, devorando razones y comedimientos a su paso, empujándonos a actuar sin pensar. Y no siempre necesitamos mucho para caer en esa trampa. A veces basta un comentario sarcástico de un compañero de trabajo. Un reproche de nuestra pareja. Una mirada o un tono ligeramente fuera de lugar. Una prohibición. O una tentación. En determinados momentos, cualquier situación puede hacer que mordamos el anzuelo empujándonos a ese punto de no retorno. (Leer más en: Rincón de la psicología).


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