La incesante manía de quejarse

Que alguien pase por un dolor físico o emocional concreto y se queje de ello es completamente normal y, además, saludable. Las exclamaciones de insatisfacción, en estos casos, ayudan a liberar parte de la carga que supone la situación. Son la expresión de la aflicción por una realidad que se escapa de las manos y frente a la cual, no queda más recurso que el lamento.

Hay otro tipo de queja que no corresponde a esos estados excepcionales de dolor. De hecho, quejarse se convierte para algunas personas en un verdadero deporte. En mi país se dice que “chillan más que una puerta de cuero”, para significar que estas personas actúan en función de un pequeño escándalo constante.

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