Hipocondríacos: encadenados a la enfermedad inventada
Se puede inventar, fabular y conspirar pero sólo a veces, y en el peor de los casos, el miedo se volvería real. La hipocondría, decía Sigmund Freud, es el enamoramiento de la propia enfermedad. O la enfermedad inventada y buscada que dijeron otros. O la pesadilla diurna que escribió Charlotte Brontë ("La hipocondría hace de mí una constante pesadilla diurna").
¿Qué debe existir o qué debe tener una persona para considerarla como hipocondríaca? Fundamentalmente, tres cosas: miedo, preocupación y/o creencia. Es decir, tener un miedo excesivo a padecer y/o desarrollar una enfermedad, que normalmente suele ser grave y mortal. Tener preocupación excesiva por creer que se tiene, y por último, tener la creencia y la certeza de que uno posee realmente esa enfermedad.
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