La historia de la furia que alimentamos

Imagina que vives con un pequeño tigre que está hambriento. Da la impresión de que te quiere comer o al menos es lo que tú piensas. Es un tigre pequeño, pero atemorizante. Así que, le arrojas algo de carne para que no te coma y es casi seguro que esto lo mantendrá calmado. Por un momento te deja en paz. Solo por un momento. Pero también, al comer crece un poco más de tamaño. De manera que, cuando tenga hambre otra vez, será más grande y más peligroso. ( ...)

Si experimentas ansiedad (urgencia, malestar): son tigres que están ahí queriendo devorarte. Si te esfuerzas en ser más flexible en tu criterio, llegará el momento en que estos tigres dejen de perturbarte. Aunque tengas que aceptar que no se retirarán.


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