Familias narcisistas: el vacío de una afectividad sana


Hay personas capaces de cogernos de la mano mientras nos arrebatan el alma y la sangre, diciéndonos que es por nuestro bien y que tienen derecho. El problema no sería tan complejo si fueran, por ejemplo, simples compañeros de trabajo. La auténtica gravedad está en que sea nuestra familia quien ejerce esta manipulación.

Todos sabemos identificar a una madre tóxica, o incluso a ese padre ausente que aún estando cada día con nosotros, carece de emociones o cercanía para criar unos hijos. Ahora bien, lo curioso de las familias narcisistas es que uno suele llegar a la adolescencia o la madurez dándose cuenta entonces de cómo actúan dichos progenitores.

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