Hijos de padres emocionalmente inmaduros: infancias perdidas

Ser hijo de unos padres emocionalmente inmaduros deja huellas profundas. Tanto, que son muchos los niños que acaban asumiendo responsabilidades de adulto y que crecen antes de tiempo forzados por esa incompetencia parental, por ese vínculo frágil, descuidado y negligente que desdibuja infancias y arrasa autoestimas. Nadie puede elegir a sus padres, eso lo sabemos, y aunque siempre llega un momento en que como adultos tenemos ya pleno derecho a optar por el tipo de trato que queremos establecer con ellos, un niño no puede hacerlo. Porque nacer es casi como caer de una chimenea. (Leer más en: La mente es maravillosa).

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