Cómo dejar claro en la oficina que aquí manda usted sin decir ni una palabra
Llega el final de las vacaciones y vuelve a la oficina con el ánimo renovado y con ganas de comerse el mundo. Usted es un currito que pasa horas y horas en el despacho y cree que le ha llegado la hora de dejar de ser un machaca y que lo fichen como jefe de departamento. Pero hay un problema. Aunque su talento para el trabajo sea brillante, su cuerpo no expresa lo mismo. Su timidez le hace bajar la cabeza y desviar la mirada cuando los compañeros le dirigen la palabra, y se atrinchera detrás de la mesa, encoge su cuerpo y le tiembla la voz cuando expone ante el jefe un nuevo proyecto. Es decir, sus gestos corporales están muy lejos de que le tomen por un líder. (Leer más en: El País).
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