Una lección para volver a disfrutar la vida aunque todo parezca cuesta arriba

 Hay etapas en la vida en las que nos limitamos a sobrevivir. A dejar pasar un día tras otro. Envueltos en una cotidianidad gris. Viviendo en piloto automático. Asentados en un malestar que no es demasiado grande como para bloquearnos, pero resulta lo suficientemente pesado como para impedirnos disfrutar de la vida. Cuando estamos en modo supervivencia solo intentamos pasar la jornada. No tenemos un plan a medio o largo plazo. Nuestro horizonte temporal se estrecha y las ilusiones se desvanecen. Alargar indefinidamente ese estado es insostenible. A la larga nos hará sentir agotados, desconectados emocionalmente y enajenados de la vida. (Leer más en: Es vida).


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