La envidia y el síndrome de Solomon
En 1951, el reconocido psicólogo estadounidense Solomon Asch
fue a un instituto para realizar una prueba de visión. Al menos eso es
lo que les dijo a los 123 jóvenes voluntarios que participaron –sin
saberlo– en un experimento sobre la conducta humana en un entorno
social. El experimento era muy simple. En una clase de un colegio se
juntó a un grupo de siete alumnos, los cuales estaban compinchados con
Asch. Mientras, un octavo estudiante entraba en la sala creyendo que el
resto de chavales participaban en la misma prueba de visión que él.
Haciéndose pasar por oculista, Asch les mostraba tres líneas
verticales de diferentes longitudes, dibujadas junto a una cuarta línea.
De izquierda a derecha, la primera y la cuarta medían exactamente lo
mismo. Entonces Asch les pedía que dijesen en voz alta cuál de entre las
tres líneas verticales era igual a la otra dibujada justo al lado. Y lo
organizaba de tal manera que el alumno que hacía de cobaya del
experimento siempre respondiera en último lugar, habiendo escuchado la
opinión del resto de compañeros.
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