Vergüenza ajena, cerebro empático


La neurociencia cognitiva ha investigado mucho sobre emociones humanas, pero aún sabe poco sobre la vergüenza ajena. ¿Por qué lo pasamos fatal cuando vemos al compañero hablando con un trozo de lechuga en el diente sin darse cuenta? Estudios recientes demuestran que, ante alguien que pone en peligro su dignidad, se activan las mismas estructuras corticales que cuando sentimos compasión por el dolor del prójimo. La empatía, intermediaria de emociones sociales como la compasión y la agresividad, también desempeña su papel en este caso. “Cuando tienes vergüenza ajena sientes empatía por alguien que pone en peligro su integridad al violar las normas sociales –puntualiza el doctor Paulus–, se trata de una vergüenza empática”.
Además, su experimento neuronal mostró que, al percibir cómo otros destrozan sin pudor las normas sociales, el cerebro pone en marcha las mismas regiones que en momentos empáticos: la corteza insular y el córtex del cíngulo anterior, dos estructuras relacionadas con las emociones viscerales y la sensación de alerta, respectivamente.

Más información en:  SINC

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