Pedir ayuda: ¿Por qué nos resulta tan difícil?
Cuando somos pequeños no tenemos problemas para pedir ayuda pero en la
misma medida en que crecemos, algo comienza a cambiar: somos más
reticentes a pedirle a alguien que nos ayude, nos cuesta un poco más
pronunciar esas palabras mágicas “me ayudas, por favor”. ¿Por qué? ¿A
qué se debe este cambio en nuestro comportamiento?
Las razones son múltiples. En primer lugar, encontramos en su base una
determinación social. Es decir, se supone que en la misma medida en que
crecemos, nos hacemos más independientes y eso significa que debemos
hacer las cosas nosotros solos, que debemos solucionar los problemas por
nuestra cuenta. De hecho, pedir ayuda es casi vergonzoso porque
significa que no somos capaces de enfrentar determinada situación, que
no somos los suficientemente listos, fuertes y competentes.
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