Cuando puedas contar tu historia sin llorar, sabrás que te has curado por dentro

Las heridas emocionales pueden tardar más en curarse que las heridas del cuerpo. Los daños que causa el desprecio, el rechazo, la pérdida o el fracaso dejan profundas cicatrices que no son fáciles de cerrar. A veces podemos pensar que esa historia forma parte del pasado para descubrir, no sin cierto desconcierto, que la herida aún supura. El problema es que si nos precipitamos, corremos el riesgo de hacernos más daño o incluso dañar a las personas que nos rodean. Si aún no hemos superado una antigua relación de pareja y nos imbuimos en otra, lo más probable es que arrastremos toda esa carga emocional negativa y autosaboteemos la nueva relación hasta que fracase. (Leer más en: Rincón de la psicología).

Comentarios

Entradas populares