¿Nuestra personalidad está escrita en los genes?
En Zelig (1983), Woody Allen nos cuenta la historia de un hombre que carece de personalidad. A lo largo del filme, Leonard Zelig adopta la forma de comportarse de aquellos a quienes conoce y admira. Hasta ahí todo sería más o menos normal, ya que todos imitamos a los que nos gustan. Pero Zelig nos asombra porque lo copia todo: gestos, frases, actitudes, opiniones, vestimenta… Acaba siendo un vampiro de identidades que se comporta de repente como un judío ortodoxo, un músico callejero afroamericano o una psiquiatra intelectual y prepotente. Quiere ser todos, y al final no es nadie. (Leer más en: Muy interesante).
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