Como doptar una identidad secreta puede ayudarte a superar muchas situaciones
Casi todos lo hacíamos cuando éramos pequeños. Mucho antes de que empezáramos a dudar de nosotros mismos, a padecer el síndrome del impostor o a preocuparnos más de la cuenta por la opinión de los demás, muchos jugábamos a fingir que éramos nuestro superhéroe favorito, nuestra cantante o futbolista más admirado o incluso nuestro animal preferido. En algún momento de nuestra vida alguien nos dijo que eso hacíamos no era más que una chiquillada, que ya era hora de crecer, y la mayoría dejamos de jugar. Algunas personas, no obstante, siguieron (y siguen) recurriendo a ciertos rasgos de sus personalidades secretas en momentos clave de la vida. (Leer más en: La Vanguardia).
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