Vivir en pareja, pero cada uno en su casa: ¿funciona?

Hasta hace poco, irse a vivir juntos era un paso determinante en la relación de pareja. Para muchos, el romance incluía una serie de hitos, como dejar el cepillo de dientes junto al de la persona amada, darse las llaves y, finalmente, vivir juntos. La decisión de compartir el mismo techo marcaba un punto de inflexión indicando un mayor nivel de compromiso. Compartir la cotidianidad, con sus maravillas y sus frustraciones era una señal inequívoca de que la relación se estaba consolidando. (Leer más en: Rincón de la psicología).

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