Hay veces que lo damos todo y no se valora nada
Nos movemos en un mundo en el que las costumbres pesan sobre nosotros como obligaciones. Quien más y quien menos en algún momento de su vida ha sentido que lo que hacía porque quería, se convertía en una imposición. Generalmente nos obligan y obligamos a hacer algo sin ser demasiado explícitos. O sea, que de alguna manera se acaba sobreentendiendo que los demás esperan algo de nosotros y que nos corresponde hacerlo.
En cualquier caso, la verdad es que cuando los damos todo, acaba por no valorarse nada. Esto, de hecho, contrasta con lo que sucede con quienes hacen poco, pues a ellos se les valora más ese mínimo que a nosotros un máximo.
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muchas gracias buenas reflexiones de vida para tomarlo como consejos
ResponderEliminartodos tenemos que cambiar esa forma equivocada de dar demasiado sin saber decir a los demás que también necesitamos recibir. gracias por leernos!
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