La indecisión, ¿una cuestión de comunicación entre regiones cerebrales?


Es la vieja historia de siempre: estamos en el restaurante y no nos decidimos sobre qué pedir. Después de estudiar el menú durante algún tiempo, acabamos eligiendo uno de entre dos platos favoritos. Pero no podemos relajarnos durante la comida y seguimos preguntándonos si después de todo no hubiéramos debido decidirnos por el otro plato. Tales dificultades con las decisiones surgen en todos los aspectos de la vida, y no solo en la comida. Sin embargo, afectan sobre todo a las decisiones basadas en las preferencias, por ejemplo, a preguntas como “¿qué prefiero, melón o cerezas?”. Las decisiones puramente sensoriales basadas en información sensorial, como “¿qué es más grande, el melón o la cereza?, son menos propensas a la indecisión.



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