5 preguntas para saber si el cerebro humano es en realidad tan especial


El argumento que queremos explicar puede ilustrarse con un ejemplo en una latitud remota: la fila de unos visitantes muy especiales a una galería de Brisbane, en Australia. La fila no la integraban asiduos a los museos. De hecho, y aunque sin duda sería difícil comprobarlo, ninguno había visto una pintura en toda su vida. Sin embargo, con tan solo un poco de entrenamiento lograron desarrollar un genuino gusto por el arte. A su paso por las distintas salas, mostraban una clara preferencia por las construcciones cristalinas de Picasso o las imágenes oníricas de Monet. El evento que les describo generó un gran alboroto entre la comunidad científica. Y es que, aunque mostraron un enorme talento, sus cerebros eran más pequeños que la cabeza de un alfiler. (Leer más en: BBC Mundo).

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