Dime qué zapatos llevas y te diré quién eres
Aunque no nos guste admitirlo, diariamente tomamos decenas de decisiones a partir de la apariencia de las personas o los objetos que nos rodean. Nos sentimos tentados de comprar un libro por su portada, valoramos a alguien según la ropa que lleva puesta y decidimos si entrar o no a un bar según su aspecto.
En realidad no se trata de prejuicios, en el sentido más estricto del término, sino de valoraciones rápidas que nos sirven para tomar decisiones casi inmediatas. Después de todos, no vamos a estar media hora delante de un bar decidiendo si entramos o no. Simplemente le echamos un vistazo y si lo que vemos no nos gusta, pasamos al siguiente. Es más o menos lo mismo que hacemos con una página web.
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