Los insultos duelen... literalmente
Los científicos han comprobado que las palabras no son inocentes. Las de rechazo, menosprecio o ruptura amorosa activan las mismas zonas del cerebro que el dolor físico. Expresiones como «me partió el corazón» o «me apuñaló por la espalda» son más literales de lo que parecen y abren un apasionante y nuevo campo de investigación. (...) En la última década, los científicos han demostrado que nuestra sensación de dolor es mayor si nos avisan con antelación del estímulo y que se puede inducir malestar solo con indicar que algo lo provoca. Un grupo de investigadores de la Universidad holandesa de Radboud-Nijmegen lo han comprobado escogiendo a más de cien voluntarios y sometiéndolos a una serie de pruebas. Expuestos a la misma sustancia, aquellos a quienes se avisó de que sufrirían un fuerte picor no pararon de rascarse. Y algo parecido sucedió con los que fueron advertidos sobre el dolor.
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