El efecto de los brazos maternos



Nada como los brazos de una madre para consolar a su bebé, sobre todo si ésta le acuna mientras camina. Por primera vez, un estudio indaga en las razones por las que este gesto innato es capaz de calmar el llanto del recién nacido y descubre que, más allá de la relación afectiva, existe una explicación científica basada en un mecanismo fisiológico. Los efectos son inmediatos. "Se reduce la actividad del sistema nervioso y la del motor. La frecuencia cardiaca disminuye" y el bebé se tranquiliza.

Reclamar los brazos de la madre y preferir el movimiento no es un capricho ni tampoco que el bebé haya aprendido a exigir a conciencia. Como subrayan los investigadores en su artículo, publicado en la revista 'Current Biology', se trata de una necesidad fisiológica, "un mecanismo de defensa" propio de los mamíferos.

Los investigadores apuntan a un sentido del tacto y de la 'propiopercepción', un término que alude a la capacidad de reaccionar cuando la madre toca al bebé e incluso cuando notan los movimientos corporales de su progenitora.

Dados los resultados del estudio, cuando el lloro es un mecanismo de defensa, como ocurre en los recién nacidos, no hay que escatimar en mimos.
Aunque todo en su justa medida, coinciden la psicóloga y el neurólogo. "El niño puede acabar acostumbrándose a ser excesivamente bien recibido y el llanto deja de ser un mero mecanismo de defensa".



Más información en: EL MUNDO 

Comentarios

Entradas populares