Cuando el suicidio salta a primera plana
Algún trastorno depresivo, un problema laboral, un resultado médico inesperado... Las especulaciones sobre la muerte del diseñador Manuel Mota no han dejado de sucederse desde que su cuerpo apareció con lesiones de arma blanca en el interior de un baño en un centro de salud, y tres cartas de despedida en la mochila.
Mientras los Mossos de Esquadra trabajan con la hipótesis del suicidio y los forenses le practican la autopsia al cuerpo de Manuel Mota, los especialistas consultados por este periódico coinciden en que existen algunas circunstancias atípicas en el caso.
"He visto 700 suicidios a lo largo de mi carrera, y ninguno con una puñalada en el pecho", confiesa el forense José Cabrera, que reconoce las dificultades para tener éxito mediante este medio. "Hay que tener mucho valor, fuerza suficiente para atravesar la zona, haberla estudiado bien previamente...". Una idea en la que coincide Dolors Costa psicóloga clínica y miembro de la Asociación Nacional de Criminalistas (Ancref); "es un método muy infrecuente. Hay que tener mucha fuerza física, pero también moral, porque va contra el propio instinto de supervivencia del ser humano".
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