Desactivan la región del cerebro que nos predispone al optimismo



El ser humano es optimista hasta un punto casi enfermizo. Creemos que las cosas malas, como enfermedades o accidentes, solo pueden sucederle a los demás y tendemos a infravalorar los riesgos. Los científicos conocen este fenómeno como "sesgo optimista" o "sesgo de las buenas y malas noticias" y es el que explica por qué casi todo el mundo se considera más atractivo e inteligente que la media (lo que no tiene sentido estadístico) y por qué algunas personas siguen fumando, se meten en una hipoteca o no se ponen el cinturón de seguridad.

El equipo de Tali Sharot, del Instituto de Neurología de la escuela universitaria de Londres, estudia desde hace tiempo este fenómeno y realizan experimentos con la región del cerebro de la que sospechan que controla este sesgo. Se trata de la circunvolución frontal inferior del hemisferio izquierdo, una pequeña área del encéfalo que inhibe de alguna manera el efecto de las malas noticias.

Lo que sugiere el estudio es que esta zona del cerebro juega un rol importante en evitar que las malas noticias o malas perspectivas alteren nuestros puntos de vista, pero sus autores inisiten en que el experimento no afirma que desactivar esta área mejore nuestro aprendizaje o la toma de decisiones.

¿Interesaría desactivar este sesgo hacia el optimismo?. Obviamente la naturaleza optimista nos ha ayudado a progresar como especie, pues un punto de osadía es imprescindible en cualquier innovación.

A pesar de todo, con este tipo de sesgos sucede como con las ilusiones visuales, no basta que seamos conscientes del engaño para dejar de picar en él sucesivamente. 


Más información en: La información

Comentarios

Entradas populares