¿Por qué jugamos a la lotería?
Todos hemos soñado alguna vez con que nos tocaba la lotería. Nos
imaginamos repletos de riquezas, con una casa enorme y un cochazo
aparcado en la puerta. Sin embargo, si ponemos los pies en la tierra,
las probabilidades de ganar un premio grande en la lotería son muy
escasas.
Entonces, ¿por qué seguimos jugando? La mayoría de nosotros está convencido de que antes o después le tocará, y aquellas ocasiones en las que ganamos premios menores como el reintegro o tenemos unos pocos aciertos creemos que nos estamos acercando al premio gordo. Esto es un ejemplo más de la denominada correlación ilusoria, en la que establecemos relaciones entre variables sin que exista ningún fundamento para ello. Es lo que sucede cuando creemos que por elegir cierto número favorito tenemos más probabilidades de ganar.
Entonces, ¿por qué seguimos jugando? La mayoría de nosotros está convencido de que antes o después le tocará, y aquellas ocasiones en las que ganamos premios menores como el reintegro o tenemos unos pocos aciertos creemos que nos estamos acercando al premio gordo. Esto es un ejemplo más de la denominada correlación ilusoria, en la que establecemos relaciones entre variables sin que exista ningún fundamento para ello. Es lo que sucede cuando creemos que por elegir cierto número favorito tenemos más probabilidades de ganar.
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